El supermercadismo venezolano es un actor en crecimiento en la economía venezolana. Para muestra un botón: de acuerdo con las cifras de la Asocación Nacional de Súpermercados y Autoservicios (Ansa) el sector representa actualmente un 4,4% del PIB venezolano y es capaz de generar casi 620 mil empleos entre puestos de trabajo directos e indirectos.
Ansa agrupa a 214 afiliados que suman mas de 1 millón de metros cuadrados de piso de ventas distribuidos en: supermercados, autoservicios, hipermercados, supermercados independientes, cadenas de farmacias, cadenas de licorerías, bodegones y tiendas de conveniencia.
Crecimiento a escala
De acuerdo con Ítalo Atencio, presidente de Ansa, el sector se reinventó y agrega, entre enero de 2020 y mayo de 2024 abrieron, remodelaron o cambiaron de modelo de negocios 192 tiendas. «Este año, hasta mayo, el número fue de 11 tiendas, pero la estimación hacia finales de año es que sean 38 tiendas, también sera ya el cuarto año consecutivo de crecimiento», agrega el titular de Ansa.
El crecimiento, de acuerdo con el gremio que agrupa a los retailers en Venezuela se sostendrá entre 3% y 4% este año, esto se traduce en el cuarto año de crecimiento en unidades del sector. 2021, frente al 2020 creció un 7,4%; luego en 2022 frente al 2021 un 7%; mientras que 2023 ante 2022 subió un 3,2%.
Hasta el primer trimestre del 2024, el crecimiento de ventas en unidades creció un 2%, de acuerdo con Ansa, un número bajo, pero en positivo cuya ralentización se debe al consumo estacional característico del primer trimestre de todos los años en el país.
Todo esto en un mercado, el venezolano que, según Atenas Grupo Consultor, alcanzó en 2023 los 12 mil millones de dólares y este año se proyecta entre 15 mil millones y 16 mil millones de dólares, de acuerdo con estimación propia del experto Walter Conrotto, director de Business Intelligence de Bigwise, casa matriz de Stellar el software líder del retail venezolano.
Un consumidor menos impulsivo
El 60% del mercado de consumo masivo correspondió a compras de canasta básica, esencialmente alimentos con énfasis en proteínas como huevos, carnes y pollos, así como derivados lácteos como queso.
Nielsen IQ, en un estudio sobre la visión del consumo en 2023, arroja resultados coincidentes, tanto en canal de autoservicio como en el tradicional, el consumidor venezolano está buscando presentaciones más pequeñas y de menor desembolso en el rubro de alimentos.
El consumo en general se inclina hacia el «downsizing» (presentaciones más pequeñas) en el canal tradicional en un 48% en el rubro de alimentos. Mientras que las categorías que más crecieron en rotación en alimentos fueron: las pasta, la harina de maiz y las galletas.
En el canal de autoservicio, Nielsen cifra en un 47% la preferencia por las presentaciones más pequeñas de alimentos, con sopas deshidratadas, embutidos y arroz como las categorías que más crecieron en rotación.
Principales desafíos
En un contexto de desafíos no menores de cara al mercado y al consumidor, el supermercadismo venezolano tiene entre sus principales retos aterrizar de una vez y por todas en el modelo de la omnicanalidad que no es simplemente una opción, es un asunto de supervivencia.
Ya no es solo la tienda física, el canal digital no para de crecer y quien no está en el ecommerce sencillamente no existe para un consumidor que todo lo hace desde el teléfono.
La experiencia de compra es otro reto. El shopper venezolano quiere invertir su tiempo comprando en una experiencia cómoda, agradable, que se sienta como en casa, atendido con eficiencia, con tecnología con pisos venta físico y virtuales similares.
Por útlimo, ser eficientes y lograr mayor margen de sustentabilidad que permita que el negocio permanezca y que crezca en el tiempo. Para eso hay que ser más eficientes, hay que tener mejor manejo de costo, para lograr que el tráfico en tiendas incremente de forma sostenida.
