Corea del Sur se convirtió en el primer país en autorizar el tránsito de robots por su calles, junto a las personas. Una decisión revulsiva que supone un cambio en las relaciones sociales de calle.
Eso sí, ciertas condiciones aplican para la revolucionaria decisión. Por ejemplo, cada robot debe pasar una prueba de 16 puntos, en la que se mide mantenerse dentro de las zonas designadas para su operación y tener la capacidad de sortear el tránsito tanto de humanos como de otras máquinas.
Cada robot, además, debe pesar menos de 500 kilos y moverse a no más de 15 kilómetros por hora. El gobierno coreano comunicó la noticia a sus ciudadanos pidiéndoles tolerancia durante el periodo inicial, y advirtiéndoles que permanezcan en calma cuando se encuentren con un robot, sin intentar dañarlos ni impedir su tránsito.
La administración coreana persigue poner en práctica su estrategia y visión de robótica industrial de avanzada, con la cual se espera que los androides puedan tener un rol mucho más activo en la vida productiva de Corea del Sur.
Los robots ya se han hecho comunes en recintos como hospitales o restaurantes del país, por lo que permitirles desplazarse de un lugar a otro era el paso lógico siguiente.
El ejemplo de Nueva York
En abril pasado, el Departamento de Policía de la ciudad de Nuerva York (NYPD) presentó diversos robots que ayudarán a los agentes a mantener la Gran Manzana segura, entre ellos Digidog, un robot perro policía que fue retirado anteriormente debido a las críticas.
Los Digidog disponen de diversos accesorios -como un detector de gas- valorado en 750.000 dólares. Tras seis meses de prueba, el robot empezó a patrullar tanto por la plaza de Times Square como por sus estaciones de metro.
El sistema de seguimiento y control de los robots funciona colocando una ventosa GPS -ya sea de manera manual o lanzándolo desde un vehículo- a un vehículo que huye y la herramienta permite rastrear el vehículo en tiempo real.
